me lo encontré una vez en un campamento. bah, él me encontró a mi, porque cuando nos presentamos, yo dije que mi cancion favorita de ese momento era blank page. Y como a él le gustaban los smashing pumpkins, se me acercó, y nos pusimos a charlar.
Yo tenía 16 años. Era un bicho raro e inquieto, no paraba de hacer cosas, no quería ir al colegio pero me obligaban, me molestaba la gente, me costaba hablar en público, pero miraba descaradamente a los ojos a todo el mundo y ay de aquel que osara contradecirme. Era bravísima, y tenía un carácter espantoso. Yo estaba de novia con Pablo, un adolescente perturbado que se embriagaba cada fin de semana y se ponía a llorar porque extrañaba a su mamá, y que me rogaba que no lo deje nunca. Yo quería mucho a Pablo, pero siempre supe que no me completaba. No podía hablar de cosas con él. No podía hablar de música. No podía hablar de libros, de cosas que se me ocurrían, de cosas que pensaba. El me quería, pero pensaba que yo estaba loca, y no me entendía. No entendía cuáles eran esas cosas de las que yo quería hablar. Y yo no encontraba la forma de explicarle que no había una «cosa» en particular, sino que simplemente habia cosas que yo quería poder hablar con el, pero que nunca salían a tema. Con él.
Él también tenía 16 años (me llevaba 45 minutos) era un bicho raro e inquieto. bastante nerd, obsesivo del orden, melómano incurable. Tenía unos arranques que parecía bravísimo, pero a los dos segundos ya bajaba la guardia y se olvidaba del asunto. No tenía novia, no había tenido nunca, pero sí habia salido con chicas así al tuntún. a los tres minutos de presentarnos, estabamos sentados en una escalera hablando de todo, de mi familia rara, de su familia enorme y su papá muerto, de los promedios en el colegio, de las clases de inglés, de nuestro libro favorito, de los acordes de guitarra de un tema de radiohead. De qué le pasa al ser humano por la cabeza cuando se acerca a la iglesia y cree en dios. De por qué no creer en dios si en definitiva parece que hace bien. De por qué la gente llora cuando alguien se muere, por qué vas a llorar? egoista. El que se murió ahora está mejor. De por qué no extrañabamos, de por qué nos gustaba estar solos, de que queríamos conocer a alguien que fuese igual a nosotros para casarnos, cuando quisieramos casarnos. No parabamos de asombrarnos cuando decíamos lo mismo al mismo tiempo, cuando nos preguntábamos «que dijiste?» y el otro no habia dicho nada, pero quería decirlo. de que era muy loco que hasta tuviesemos el mismo grupo y factor sanguíneo, y que viviesemos en dos pueblos separados por 800 km de distancia, pero que tuviesemos la misma dirección. y se que hablamos mucho más, todo el día, durante 10 días, y hasta nos vinieron a retar «porque parecía que pasaba algo y no está bien». inmundos, qué se piensan? no pasa nada acá. estamos charlando, nos llevamos bien. Somos la misma persona separada en hombre y mujer. enserio Marité no pasa nada, está todo bien. Y hablamos de todo, decía. pero no se de qué hablamos porque cada rato que hablamos todo salía tan natural que no hacía falta guardar como acontecimiento el haber podido hablar con alguien de esas cosas. Y un día me hizo un dibujito con garabatos, y me pidió que me case con él cuando fuesemos grandes. Y le dije que sí, que obvio, porque en definitiva ninguno de los dos quería casarse con alguien que no fuesemos nosotros mismos. Vos te querés casar? yo no. vos? yo tampoco. Pero con vos me caso, porque vos sos yo. Buenisimo.
Para qué estás con Pablo, si no te querés casar?
Para pasar el rato. Ya voy a dejar de estar. Y vos por qué estás solo, si tampoco te querés casar?
Para pasar el rato. Ya voy a dejar de estar.
Caímos en una estación de tren, y fue muy de película porque en realidad no teníamos que estar en la estación de tren, sino en la de colectivos, pero nos perdimos y nos metimos ahí, y nos reímos, y nos dimos un abrazo en joda como los de holywood. Nunca nos habíamos tocado, y cuando nos abrazamos de chiste, vimos que queríamos abrazarnos enserio, y nos abrazamos de verdad, pero ese abrazo era peligroso. Asíque nos soltamos y salimos corriendo hasta la estación de colectivos. Me subí al que iba para Rojas, y cuando estaba por salir escucho que alguien sube corriendo. Era él. vino hasta donde estaba yo, me dio un pico, me abrazó de nuevo, y se fue. Y no nos vimos nunca más.